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MISIÓN

Somos la Escuela Técnica Nº 27 "Rosario María Gutiérrez Eskildsen", en nuestro trabajo damos la mejor de nosotros; entusiasmo, diálogo, sensibilidad, participación, democracia, respeto e interés por brindar una educación integral que despierte en nuestros educandos el deseo de investigación y superación constante para que sean autodidactas, puedan continuar estudiando y se integren a la sociedad como personas productivas solidarias y comprometidas con la época que les toma vivir.

VISIÓN

Seremos una Escuela Secundaria Técnica que se distinguirá por tener una plantilla de personal comprometida de descubrir limitaciones y capacidades en nuestros alumnos con el fin de brindarles apoyo y facilitarles el desarrollo de sus potenciales orientándolos en las diferentes etapas físicas y emocionales, desarrollando en ellos las habilidades y competencias básicas que les permitan la construcción de su propio aprendizaje, capacidad crítica para ver su mundo y las cosas, así como para transformar la sociedad y adaptarse a sus cambios reconociendo la importancia de despertar una conciencia de educación basada en valores universales, actitudes y habilidades necesarias hasta alcanzar un desarrollo armónico e integrarse exitosamente a la sociedad en que les toca vivir.


Nombre del personaje: Rosario Maria Gutiérrez Eskildsen
Fecha de nacimiento: 16 de abril de 1899
Fecha de fallecimiento: 12 de mayo de 1979
Origen: Villahermosa, TabascoActividad: Docente

Rosario María Gutiérrez Eskildsen nació en estas tierras donde el trópico incita a desbordarse, a salir, a expandirse y vivir en movimiento constante. Sin embargo, la maestra Gutiérrez Eskildsen prefirió la soledad física y el universo infinito de los libros y la enseñanza disciplinada en las aulas. Con ese mundo de experiencias salió a enseñar de viva voz y con sus obras, a devolverles a los hombres todo el saber acumulado y meditado, paciente y apasionadamente. Hasta su vejez, fue incansable en la dádiva didáctica y fuente inagotable de conocimientos para las generaciones que hablan español en todo el mundo. Sus enseñanzas están vigentes, porque siempre trabajó con espíritu universal; su casa y sus libros fueron su mundo, irradiantes de sabiduría.
Hay vidas que llegan al mundo a dejar una enseñanza. Pocas veces las tenemos entre nosotros y cuando están se siente su presencia magnética y humana. Un 16 de abril de 1899, nació un ser muy apreciado por los tabasqueños, Rosario María Gutiérrez Eskildsen, quien se decía Grijalva por haber nacido en la calle Grijalva, hoy Madero, en Villahermosa, Tabasco. Sus padres fueron don Antonio Gutiérrez Carriles de origen español y doña Juana Eskildsen Cáceres de Gutiérrez. Ellos se esmeraron en darle no sólo el sustento material, sino también el intelectual y principalmente el moral.
Siendo muy pequeña, quedó huérfana de madre y al poco tiempo de padre. Contaba con cinco hermanos, de los cuales los dos mayores fallecieron. Su hermana Carmelita comenzó a trabajar dando clases de piano y ella junto con su hermano Guillermo se dedicaron a vender por las calles de Villahermosa “El correo de Tabasco” (un periódico de aquél entonces). Casi todos los días llevaban a su casa 10 centavos que según la maestra eran una verdadera ayuda para el hogar.
A doña Rosario, siempre le gustaron los estudios, es por ello que después de estudiar la educación elemental, ingresó a la Escuela Normal, posteriormente en el Instituto Juárez (los dos del Estado de Tabasco). En el año de 1918, con tan sólo 19 años, ya graduada, se fue a México para continuar sus estudios. Comenzó a trabajar en la Escuela Primaria # 193. Por las tardes, después de impartir su cátedra, asistía a la Universidad Nacional Autónoma de México; allí obtuvo el título de maestra en letras y más tarde el doctorado en lingüística, especializada en español.
Al mismo tiempo tomaba cursos en la Escuela Normal Superior y al poco tiempo, obtuvo una beca para la Universidad de Nueva York. La selección fue realizada entre muchas mujeres de habla hispana en el mundo.
Algo que le gustaba mucho a la maestra, era mantener una estrecha relación con las alumnas de la Escuela Normal del estado de Tabasco, es por ello que siempre estaba en contacto con ellas por medio de cartas e invitaciones que éstas le hacían a diversos eventos del ámbito educacional.
A continuación se muestra un acróstico que un maestro distinguido en la ciudad de México le escribió debido a la admiración que sentía por ella.
Para Charito con cariño:
Todo lo que en la clase predico, me recuerdaa la mujer que entera su vida dedicóbuscando para el habla horizontes más clarosa elogiar al que enseña y a infundirle valor.Su esfuerzo me estimula dando a mi hacer alientocomo si bondadosa fuera ángel tutelaro intérprete callada de un hondo sentimiento.
O bálsamo que alivia nuestra angustia sin par.
Profesor Manuel H. Arévalo Pereyra.México, D. F. a 10 de marzo de 1967.
Algo que nos parece muy importante mencionar, es que doña Rosario Maria, nunca se casó, puesto que su vida entera la dedicó a hacer grandes aportaciones a nuestra cultura, para ello creó diversos libros útiles para la enseñanza primaria. Su carácter siempre fue el de una mujer amable y atenta, pero también una persona seria y entregada a su labor.
El 12 de mayo de 1979, el cuerpo de la maestra Rosario Ma. Gutiérrez Eskildsen fue velado en la sala 5 de la funeraria Gayosso de Félix Cuevas, en la Ciudad de México. Antes había permanecido en el estado comatoso durante 14 horas; tenía setenta y cuatro años de edad; toda una vida dedicada a la educación, al estudio y es por ello que su muerte fue sentida hasta lo más profundo. Su recuerdo se escurría en las lágrimas de los rostros que la acompañaron en su labor pedagógica, en las que recibieron su palabra sabia y justa, también en los tabasqueños que fueron sus amigos y que siguen recordándola como un ejemplo de dignidad y limpieza. Fue enterrada dos días después en el panteón, al lado de su hermano Guillermo Gutiérrez Eskildsen.
El día que murió Rosario, su hijo adoptivo, el Lic. Sergio Gómez Cabello, dijo en su discurso estas palabras de la maestra: ”Digan qué hasta el último momento estuve trabajando por la niñez y por Tabasco. En mi mente, hasta el último segundo estará Tabasco”:
Anécdota: Cuando el señor Presidente de la República Mexicana, Lic. Adolfo López Mateos, la visitó en su casa para invitarla a una gira por Tabasco, en ocasión de inaugurar una escuela primaria con su nombre, la maestra “Charito” le recibió en ropa informal y humilde. Al pasar el presidente, ella salvaguardando el protocolo le cedió el paso a su biblioteca personal; entonces el Lic. López Mateos le dijo: “Usted primero maestra, yo únicamente soy el Presidente de la República y usted es la persona más valiosa de Tabasco y la mejor maestra de México”.
La maestra Rosario María Gutiérrez Eskildsen era de carácter recio, enérgico, austero y metódico, pero de corazón inmenso; era también la persona más dulce y cariñosa como madre, como hermana y como maestra, y se entregaba toda en el aspecto familiar y profesional. Aunque ella siempre reconoció que el matrimonio era la parte perfecta del ser humano, el estudio la privó de esa parte de su destino.
En el año de 1953 conoció al profesor Sergio Gómez Cabello, cuando el tenía 17 años y trabajaba como maestro en la Escuela de Simón Bolívar, del D. F. Fue allí donde ella le preguntó al director ¿quién era ese muchacho? Él le contestó que, como ella pudo comprobar, Sergio era un excelente maestro y que acababa de perder a su madre. Quiso entonces el destino que la maestra lo adoptara como hijo y desde aquel tiempo fue para él guía, madre y maestra. Fue una relación estrecha llena de comprensión y cariño filial y ampliamente correspondida.
Algo muy interesante en su vida es que no era afecta a la televisión ni a las diversiones sociales; sus salidas eran únicamente al teatro clásico, a los conciertos y a los actos culturales.
Como breve semblanza podemos mencionar que el Presidente López Portillo en una Jornada Cultural, realizada en Tabasco, la declaró al igual que al poeta Carlos Pellicer Cámara, como uno de los grandes valores Tabasqueños; además de que recibió la más alta presea a que aspira un estudiante universitario, “El Cum Laude”, y un maestro por sus servicios docentes interrumpidos, la Medalla Manuel Altamirano.